Ellos son el motivo de la belleza del viejo Trebolense de la punta del Boulevard.
Ellos, son mucho más que los empleados del Campo de Deportes. Son un grupo de seres humanos que además de trabajar por la institución, aman lo que hacen y le imprimen pasión.
Se los suele ver a cualquier hora, haciendo lo que mas les gusta, dejar bello el complejo deportivo del «Cele».
Porque Trebolense no tiene un canchero de fútbol, tiene el mejor canchero de fútbol.
No tiene un cuidador de los courts de tenis, tiene el mejor de la zona.
No tiene una persona que pinta una pared, tiene al mejor pintor de todos.
Quien está encargada de la limpieza, no limpia, simplemente deja impecable.
Los que trabajan en el gimnasio, en realidad no trabajan en el gimnasio, lo miman al detalle.
Los que están al frente del nuevo predio, no hacen del nuevo predio un lugar habitable, hacen que sea el mejor predio de todos.
Trebolense tiene un gran cuerpo de profesores, tiene administrativos corteses que se lucen por su buena atención y porteros que bregan por al seguridad del club, pero hoy hablamos del campo de deportes y no podemos negar el enorme material humano con el que contamos.
Trebolense siempre creció por pasión, por ganas, por ingenio y por amor. Y este grupo de empleados, los de Campo de Deportes, hacen su trabajo con pasión. Son compañeros, amigos, se llevan bien y edifican cada uno de los días del año, un Trebolense más bello y un club mejor.