Querido Club Trebolense:

Hoy escribo estas líneas para compartir unos de los momentos que guardo en mi corazón, sobre mi infancia completa en mi querido CLUB.  Nací en el año 1979. No quiero dejar de contarles que mi paso por el club fue gracias a mis papás Alcides y María Rosa que nos posibilitaron a mi hermano Gabriel y a mí, pasar una infancia hermosa y feliz en el club practicando nuestros deportes favoritos y pasando gran parte de nuestro tiempo en cada rincón de las instalaciones. Mis padres participaron en las comisiones de varios deportes, comisión directiva y comisión de damas. De chica vi como mis padres trabajaron para el club y como nos acompañaron tanto a mi hermano como a mí en nuestra vida deportiva, siempre lo sentimos como nuestra segunda casa. Puedo recordar cantidades de momentos desde muy chica, lugares claves como el árbol que hoy se encuentra todavía camino al gimnasio, veranos bellos, clases de natación, colonia de vacaciones y camping, grandes amistades que durarán para toda mi vida y momentos inolvidables. Mi deporte se definió por el Patín Artístico, pero también participe de muchos encuentros de minivoleybol desde muy chica, y por los horarios en un momento elegí el patín y se convirtió en una pasión porque hoy en día practico en el club junto a un grupo de adultas y es un placer y nunca dejo de aprender.

El patín se convirtió durante muchos años en una forma de vida, guardo en mi corazón a gente maravillosa desde profesores, grupos de padres, y compañeras del deporte. Podría nombrar a muchas personas que formaron parte del patín y cargadas de recuerdos hermosos. Pero hoy me detengo en nombrar al grupo de las cuatro VICKY ACUÑA, ANDREINA ULLA, CARO BAINOTTI y quien escribe. Las nombro porque nuestro paso por la vida y por el club siempre fue juntas, porque nuestras anécdotas están intactas, momentos de risas, lagrimas, esfuerzos, logros, miedos, infinidad de cosas juntas. Al CLUB llegamos de cualquier forma, caminado, en bici, padres que nos buscaban y puedo contarles que en un momento de nuestras vidas nos encontrábamos en el colectivo urbano del agua potable donde cada una lo tomaba cerca de su casa y las risas son incontables a la salida de patín tipo nueve o diez de la noche corríamos a la parada como sea, con esos bolsos gigantes para no perderlo. Una noche como casi todas… salimos corriendo y el portón estaba cerrado y trepamos todas y quede enganchada de la campera colgando del lado de afuera.

Mis recuerdos permanecerán intactos por el resto de mi vida, hoy mi hijo Santiago de 5 años, recorre el club con la misma felicidad que yo, el lleva su camiseta celeste y blanca en su corazón. Deseo que la mayoría de los niños puedan tener la posibilidad de pasar su infancia en el club. GRACIAS QUERIDO CLUB TREBOLENSE.

 

ERIKA RASERO.

11/01/2021.-